El vuelo en racimo es una técnica de vuelo en la que un solo piloto está unido a un grupo de globos de goma inflados con helio mediante un arnés. Se diferencia del vuelo en globo estándar en que no hay una cesta o góndola (sólo un arnés o un asiento) y en que, aunque un solo globo grande tradicional está equipado con respiraderos que permiten controlar la altitud, la única forma de controlar la altitud con este método es soltando o desinflando los globos, o utilizando lastre.
Sin duda es una de las formas de volar en globo menos seguras pero que está envuelta de un cierto (y tal vez peligroso) romanticismo debido al uso de globos de colores y la influencia de la película de Píxar UP en la que se usaba esta técnica para elevar una casa.
Los globos de racimo también se vuelan a primera hora de la mañana, cuando los vientos están en calma y se necesita una tripulación de quince a veinte personas para inflar los globos en una hora y media aproximadamente. Los globos inflados se sellan con cinta adhesiva y bridas, y se atan con hilo de nylon que se utilizará para unirlos en grupos de cuatro o más a los extremos de unas largas correas de nylon llamadas risers (alzadores). Estas bandas se sujetan al arnés del piloto, que está diseñado para hacer parapente y tiene un paracaídas de emergencia montado en la parte trasera, para una emergencia.
Cuando hay suficientes globos atados al arnés, el piloto da una señal y se libera de la atadura al suelo. El viento empuja al globo de racimo y el hecho de que existan diferentes direcciones de viento a diferentes altitudes puede utilizarse para dirigir el globo. Un globo de juguete se utiliza antes del lanzamiento para que el piloto pueda ver las direcciones del viento en diferentes altitudes.
El vuelo recreativo se realiza en altitudes entre 1.000 y 1.500 metros. Se necesita una tripulación de persecución durante el aterrizaje para ayudar al piloto y evitar que el globo lo arrastre y pueda herirlo. Si no hay tripulación y los vientos son demasiado fuertes, el piloto puede tener que cortar el arnés o reventar muchos globos para evitar el arrastre.
El primero en utilizar globos de racimo fue Jean Piccard, un pionero de los globos que en 1937 probó esta idea. Utilizó 98 globos meteorológicos de látex unidos a una góndola de mimbre de un globo de aire caliente y consiguió una altura de 3 km. Después de él vinieron otros.
En 1954, Gary Cashman utilizó globos meteorológicos llenos de hidrógeno sujetos a un asiento en el que realizó varios vuelos. Don, el hijo de Jean Piccard, también voló con globos de racimo en 1957 y 1962. El segundo vuelo fue a 5.400 metros, lo que sigue siendo un récord mundial de altitud para este tipo de globos.
Los profesionales no fueron los únicos que intentaron este tipo de vuelo. Larry Walters, que no tenía experiencia previa en globos, fue uno de ellos. Utilizó 42 globos meteorológicos llenos de helio que ató a una silla de jardín y pensó que ascendería a la altura de unos pocos metros. En cambio, alcanzó unos 5.000 metros el 2 de julio de 1982. Aterrizó sin problemas (aunque consiguió contactar con los cables de alta tensión en el aterrizaje) y fue multado por la FAA (Administración Federal de Aviación de Estados Unidos) con varios miles de dólares porque se necesita una licencia para poder volar en cualquier cosa.
Yoshikazu Suzuki utilizó globos de helio de forma similar y despegó del lago Biwa en Japón el 23 de noviembre de 1992. Un avión de la guardia costera japonesa lo vio el 25 de noviembre en algún lugar a 800 km de la costa sobre el Océano Pacífico, pero después no se le volvió a ver.
El sacerdote católico Adelir Antonio de Carli utilizó 1000 globos en abril de 2008, en Brasil. Voló por encima del océano y su cuerpo fue encontrado más tarde, el 5 de julio de 2008. En junio de 2008, el piloto Jonathan R. Trappe, con licencia de la FAA, ató globos de racimo a una silla de oficina y voló a una altura de 4.500 metros. Trappe también cruzó el Canal de la Mancha con un globo de racimo el 28 de mayo de 2010.
Los globos más pequeños son más fáciles de conseguir que los más grandes, lo que los hace más accesibles a los aficionados y a los no entrenados. Esto los convierte en una forma barata de tener un globo aerostático a gente sin experiencia en este tipo de vuelo. Sin duda una peligrosa combinación que ya se ha cobrado algunas vidas.